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La Revista

El último susurro de resistencia

La Amazonía alberga una gran y diversa cultura Indígena. Allí, numerosas etnias han coexistido de manera pacífica y juntas han resistido a los embates de la colonización. 

La etnia Muinane es una de ellas. 

Asentada en el departamento del Amazonas, al sur de la mal llamada “Colombia”, principalmente donde convergen los ríos Caquetá, Putumayo y Paraná, esta comunidad Indígena ha desaparecido poco a poco y con ella, su lengua.  Al día de hoy, la población Muinane se reduce a menos de 59 personas, de las cuales solo 13 hablan su lengua Nativa. También se puede encontrar un número reducido de Muinanes a orillas del río Caquetá, a proximidades del río Putumayo en La Sabana, cerca de Araracuara y en la zona urbana de Leticia. 

El exterminio de esta etnia empezó con la bonanza del caucho y las actividades extractivistas en el río Igará-Paraná. Para preservar su vida, su lengua y sus tradiciones, los pocos que sobrevivieron se vieron forzados a dejar su territorio. Algunos fueron acogidos por los Uitotos, Boras y Okainas, etnias vecinas que les abrieron sus brazos y sus territorios en La Chorrera, ubicada al sur  del mismo departamento. Además, la comunidad Muinane ha resistido a la explotación maderera, la bonanza de las pieles y la evangelización. Sin embargo, su lengua Nativa se ha visto amenazada por la imposición del castellano como lengua dominante y otras problemáticas más profundas, lo que no solo pone en riesgo su identidad, sino también la continuidad de su rica cultura y cosmovisión.

La lengua materna es el alma de una etnia, y en el caso de los Muinanes, esa alma se ha desvanecido rápidamente, profundizando el aislamiento social, especialmente entre las generaciones más jóvenes que cada vez se sienten menos conectadas con su herencia cultural. 

Con su traslado a las ciudades en busca de mejores oportunidades, se ha interrumpido la transmisión intergeneracional de sus tradiciones, erosionando su modo de vida y reduciendo las oportunidades para usar su idioma Nativo en la cotidianidad. A esto, se suma un contexto en el que la pandemia por COVID-19 y la acelerada digitalización han alterado aún más las dinámicas sociales y culturales de la comunidad.

La pérdida de palabras, cantos y rituales representa la extinción de un legado cultural que deja a la comunidad con una identidad fragmentada y a su juventud culturalmente huérfana. Por eso, la lucha por revitalizar la lengua Muinane es hoy más crucial que nunca. 

Algunos esfuerzos se están centrando en la educación bilingüe, buscando integrar las lenguas Nativas no solo en las aulas, sino también en los espacios tradicionales de aprendizaje como la maloca, la chagra y el río. Aún así, los niños Muinanes enfrentan barreras significativas para aprender y utilizar su lengua materna en un sistema educativo en el que el castellano predomina. Y a pesar de que algunos colegios en la Amazonía ofrecen modelos de educación con enfoque diferencial, el Muinane no es parte del currículo, lo que agrava el problema. 

Además, aunque el trabajo de documentación de la lengua es limitado, otras iniciativas como la creación de diccionarios, registros digitales y memorias culturales son pasos vitales para garantizar que este invaluable tesoro lingüístico no se pierda en el tiempo, como ha sucedido con cerca de 44 lenguas Nativas en “Colombia” desde la colonización.

La resiliencia y la determinación de los líderes actuales de la etnia Muinane también son muy importantes para preservar la diversidad cultural en un mundo en constante cambio. Estos líderes no solo expresan su gran preocupación por la eventual desaparición de su lengua, sino que exigen al Gobierno herramientas y acciones concretas que permitan crear memoria cultural para resistir.

Sin embargo, las proyecciones son sombrías: se estima que en los próximos 20 años, el número de hablantes de la lengua Muinane podría reducirse a menos de cinco personas. Con la partida del último hablante, la etnia Muinane se sumaría a las estadísticas de las más de cuatro lenguas muertas en la Amazonía compartida por “Colombia”, “Brasil” y “Perú”. 

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Sobre la persona autora:

Ryan Cortés es Indígena Murui Muina, originario de La Chorrera, en Amazonas, “Colombia”. Es documentalista y fotógrafo de viajes.