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La Revista

Mares de cambio: Los impactos de la sobrepesca y del neocolonialismo en las aguas de África occidental

El sol se pone sobre las piraguas de pesca mientras el mar lava las orillas de la playa de Sanyang, en Gambia. Crédito de la foto: Abubacar Fofana, Febrero 22, 2024

La sobrepesca en África occidental se ha vuelto un tema apremiante, por los efectos perjudiciales para los pueblos indígenas y los ecosistemas marinos. A medida que la industria pesquera se ha expandido en la región, impulsada en gran parte por los intereses extranjeros que buscan oportunidades lucrativas de exportación, las comunidades indígenas han enfrentado cada vez más retos. Muchas y muchos africanos occidentales consideran esto como una nueva forma de colonialismo, por la extracción de recursos de la región sin importar el bienestar del pueblo, ni la salud de los ecosistemas marinos.

La demanda de harina de pescado, un producto altamente codiciado por las industrias extranjeras, ha resultado en la llegada de cada vez más embarcaciones extranjeras a las aguas de África occidental como también de industrias a lo largo de sus costas que son propiedad de inversionistas extranjeros, y que operan sin indemnizar de manera justa a los pueblos indígenas. Cuando se hacen tratos, a menudo se ignora el valor verdadero de dichos recursos. Pero, ¿cómo empezó todo esto?

A mediados del siglo XX, con la introducción de flotas industriales de pesca a gran escala, y el aumento de leyes internacionales reguladoras de la pesca en alta mar, muchos países se desplazaron a nuevas regiones para explotar sus industrias pesqueras que contaban con menos infraestructura y menos políticas para salvaguardar sus aguas. Al principio, la industria de harina de pescado, impulsada por dichas flotas, se volvió una manera de convertir a los pescados desechados o la captura incidental en productos para el mercado, pero con el paso del tiempo, se ha convertido en un recurso básico para apoyar la creciente industria de la alimentación de ganado y de acuicultura en países como China, Noruega, Chile y Vietnam.

Con los avances tecnológicos de la industria pesquera mundial a gran escala, inició la construcción de fábricas para la producción de harina de pescado a lo largo de la costa occidental de África, particularmente en países como Mauritania, Senegal y Gambia. Solamente en Mauritania – una de las zonas de pesca más ricas del mundo – el número de fábricas que producen harina de pescado ha aumentado de seis a 23 desde 2010, según el Acuerdo de la Coalición de Pesca Justa.

La disminución de la población de peces que es accesible a las y los pescadores artesanales, es solamente una de las consecuencias directas de la producción de harina de pescado. Según ha informado la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por sus siglas en inglés), las poblaciones de peces en numerosas regiones de África occidental han caído en picada en más de un 50%, debido a la sobrepesca y a las prácticas pesqueras no sustentables. Es más, la llegada de dichas grandes flotas de pesca ha generado una destrucción masiva de las zonas de pesca y de comunidades tradicionales. La degradación ambiental es significativa, evidente en los vertidos ilegales, los daños extensivos a los lechos marinos causados por la pesca de arrastre y la destrucción de hábitats, lo cual representa una amenaza inminente a los ecosistemas marinos.

Además, las y los pescadores de la región han informado sobre un gran cambio en sus rutinas de pesca a lo largo de los últimos 15 años. Previamente, viajes diarios eran suficientes, pero ahora, según las investigaciones realizadas a través de encuestas administradas por The Gambian Marine and Environmental Conservation Initiative, la mayoría de las y los pescadores viajan entre dos a cinco días seguidos. Este cambio se ha generalizado en la región, extendiendo los viajes hasta Mauritania. Estos viajes son necesarios para asegurar una pesca adecuada para sobrevivir y para sostener a sus familias.

Mustapha Manneh, un hombre Mandinka del pueblo gambiano de Kartong, y uno de los opositores más vocales de las fábricas de harina de pescado, dice que la industria de la harina de pescado es equivalente a la industria de los diamantes de sangre. “Es una gran desgracia que la industria de harina de pescado convierta cinco kilos de pescado crudo en un kilo de harina de pescado para alimentar la acuicultura europea y asiática, a la vez privando a la gente local de acceso a pescado. Están privando a la gente de acceso a pescado, privando a la gente de acceso a su identidad. Están privando a la gente de acceso a sus derechos fundamentales”.

Según el Programa Ambiental de las Naciones Unidas (UNEP, por sus siglas en inglés), más del 30% de las poblaciones de peces de África occidental están sobreexplotadas, y otro 60% está completamente explotada. Esta gran explotación de peces en las aguas de África occidental no solamente agrava la inseguridad alimentaria en la región, sino que además provoca grandes pérdidas económicas generadas por la sobrepesca. Muchos tratos infravaloran los recursos extraídos, resultando en miles de millones de dólares en pérdidas anuales debido a las prácticas no sustentables y los tratos cortoplacistas.

Un joven empuja una carretilla por la playa de Sanyang, en Gambia, con la que recoge la pesca del día. Crédito de la foto: Abubacar Fofana, Febrero 22, 2024
Una de las muchas fábricas de harina de pescado que bordean la costa del pueblo de Kartong, en Gambia. Crédito de la foto: Abubacar Fofana, Febrero 22, 2024

Junto al tema ambiental, los conflictos también se han convertido en otra consecuencia de la pesca a gran escala en África occidental, detonando enfrentamientos dentro de comunidades, y generando revueltas y la quema de pueblos. Un incidente reciente ocurrió en el pueblo pesquero gambiano de Sanyang en 2021. A partir de entonces, han aumentado las manifestaciones contra estas destructivas fábricas extranjeras de harina de pescado. Además, la infraestructura insuficiente para el tratamiento de los desechos en varias fábricas ha contaminado las fincas pequeñas operadas por las mujeres indígenas de la región, generando una pérdida de ingresos y de las fuentes de alimento para muchas familias.

Solucionar esta problemática requiere un enfoque multifacético, que incluye el empoderamiento de las comunidades indígenas. Al priorizar las necesidades locales, estas comunidades pueden emprender el proceso de sanar su tierra para restaurar el equilibrio de sus ecosistemas.

Los proyectos y asociaciones en la región se han enfocado en desarrollar alternativas para lograr una seguridad alimentaria. Junto con la Kartong Permaculture Association, la educadora Mandika Alaghie Manneh se ha dedicado a explorar cómo la permacultura puede ofrecer esperanza al futuro de estas comunidades.

“La permacultura es un sistema holístico que no alienta ni la pesca a gran escala, ni el neocolonialismo”, afirma Manneh. “Lo que buscamos es colaborar con nuestra naturaleza, y dejar que ella misma cree su propia diversidad. Queremos capacitar a la gente para que sepan que existen otras maneras de llevar pescado en su hogar, a través de la cría de peces empleando la acuicultura y la piscicultura orgánica, y además la agricultura general a pequeña escala”.

Los esfuerzos colaborativos son imprescindibles para abordar los retos socioeconómicos y ambientales, salvaguardar la biodiversidad marina y defender los derechos de los pueblos indígenas de la región. Escuchar las voces de las personas afectadas es esencial para forjar un camino que garantice una pesca sostenible, para preservar la identidad cultural y salvaguardar el futuro próspero de los ecosistemas marinos de África occidental.

Al priorizar las necesidades locales y la protección ambiental, las comunidades indígenas se están alejando de la explotación y acercándose al empoderamiento.

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Sobre la persona autora:

YSM es profesional en materia de conservación marina y ambiental, con más de 10 años de experiencia y una pasión por la conservación de tiburones, los pueblos indígenas, y los derechos a la tierra y el océano. Utiliza soluciones basadas en la naturaleza para diseminar conocimientos y consciencia en Afriqiyah occidental y Abya Yala, a través del proyecto de la Gambian Marine and Environmental Conservation Initiative.