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La Revista

Las poblaciones indígenas en México le dicen ma’ al Tren Maya

Un miembro de la Guardia Nacional en la entrada de la estación de tren de Teya Mérida, en Yucatán. Crédito de la foto: Jesse Foley-Tapia, Marzo 10, 2024
Dentro de la estación de tren de Teya Mérida, en Yucatán. Crédito de la foto: Jesse Foley-Tapia, Marzo 10, 2024
Un hombre camina hacia la taquilla dentro de la estación de tren de Teya Mérida, en Yucatán. Crédito de la foto: Jesse Foley-Tapia, Marzo 10, 2024

El sonido del martillo y del clavo se escucha cada vez más en México, a medida que se desarrollan nuevos proyectos con miras al crecimiento económico del país. 

En la península de Yucatán, al sureste de México, la construcción del Tren Maya, un megaproyecto ferroviario valorado en $28 mil millones de dólares, ha generado un gran debate a lo largo del país.  Si bien algunos dicen que los nuevos sistemas de transporte son necesarios, especialmente para los traslados más largos, muchos pueblos indígenas ven con preocupación la preservación de los ecosistemas naturales. 

“Fue una sorpresa porque nunca se nos había ocurrido que necesitábamos un tren para las comunidades indígenas”, afirmó Pedro Uc Be, un defensor Maya del territorio y miembro de la Asamblea de Defensores y Defensoras del Territorio Maya Múuch’ Xíinbal y del Congreso Nacional Indígenas (CNI).

El Tren Maya, un proyecto impulsado por el presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO), cuenta con 42 trenes con rieles que se extienden más de 900 millas en los estados de Chiapas, Tabasco, Campeche, Yucatán y Quintana Roo, cubriendo casi toda la región sureste de México y la península de Yucatán.  Al día de hoy, 24 de las 34 estaciones están en operación. Según la página web del Tren Maya, la esperanza es, que este nuevo modo de transporte eliminará 50.000 carros de las carreteras diariamente, en el trayecto entre Cancún y Playa del Carmen. Desde el viaje inaugural el 15 de diciembre del año pasado, más de 64.000 pasajeras y pasajeros han tomado el tren, según el sitio web.

El proyecto prometió muchos resultados positivos y un crecimiento económico en las comunidades circundantes. Sin embargo, algunas comunidades indígenas dicen que, en la realidad, el proyecto ha generado más cosas negativas que positivas.

“No es que solamente no tenemos cosas positivas, sino que hay daños, heridas, agresión y violaciones a nuestros derechos. Hay beneficios, pero no para nosotros y nosotras”, señala Uc Be. Desde la construcción de la vía férrea, las cosas de hecho han empeorado para las comunidades que viven cerca, afirma Uc Be.

“Hay más pobreza, hay desplazamiento, hay inseguridad. El tejido social está roto. Hay conflictos, hay polarización, hay miedo, el crimen organizado ha penetrado la zona, hay mujeres que han sido violadas. Hay mujeres, niños y niñas desaparecidos, hay personas que han sido asesinadas y sus cuerpos lanzados a la calle y el agua está contaminada”.

Yucatán alberga alrededor de 10.000 cenotes, formados a partir de piedra caliza; una red de agua subterránea conectada con el Gran Acuífero Maya, el cual provee de agua a millones de personas de la zona. Pero con la construcción del Tren Maya, estos cenotes y el agua que de allí viene se encuentran en riesgo.

Según un informe de CartoCrítica, la construcción del Tren Maya se extiende en más de 25.000 acres, de las cuales 61% corresponden a bosque deforestado. El informe afirma que el 81% de esta deforestación ha sido ilegal.

En una entrevista con la periodista Carmen Aristegui en 2018, AMLO declaró que no se talaría ni un solo árbol durante la construcción del tren. “Ni un solo árbol, ninguno, nada, al contrario. Ni un solo árbol”. 

Sin embargo, unos años después la organización Selvame del Tren estimó que se taló más de 10 millones de árboles durante la construcción del megaproyecto. Aunque en el sitio web del Gobierno se afirma que “más de 64.000 plantas han sido rescatadas, con una tasa de supervivencia de 85%”, los efectos ambientales han sido devastadores para las comunidades indígenas locales, y continuarán siéndolo en la región en los años venideros.  

Varias voces oficiales, sin embargo, no están de acuerdo. “Puede ser reforestado”, afirma José Genaro Molina, un maestro federal retirado, del Ministerio de Educación.

Un autobús eléctrico Va-y-Ven deja pasajeros fuera de la estación de tren de Teya Mérida, en Yucatán. Crédito de la foto: Jesse Foley-Tapia, Marzo 10, 2024
Los pasajeros se dirigen hacia el interior de la estación de tren de Teya Mérida, en Yucatán. Crédito de la foto: Jesse Foley-Tapia, Marzo 10, 2024
La gente espera a abordar el tren en la estación de Teya Mérida, en Yucatán. Crédito de la foto: Jesse Foley-Tapia, Marzo 10, 2024

Típicamente, un megaproyecto como este requiere varios años de planificación pero en vista de que la presidencia AMLO está por terminar su mandato, él ha presionado para terminar el proyecto que había visualizado. 

Las y los residentes de México dicen que no hay nada nuevo en todo esto, pues los presidentes anteriores han hecho lo mismo, priorizando la expansión rápida, cueste lo que cueste. Debido a que el presidente declaró que la construcción del tren implicaba un asunto de “seguridad nacional”, muchas precauciones ambientales fueron ignoradas durante este proceso apresurado, y se les solicitó a los miembros de las comunidades vender sus tierras, o al contrario serían desplazados. Además, el ejército nacional fue asignado la tarea de controlar ciertas secciones del territorio durante la construcción acelerada.  

“Esta tierra no está de venta” se convirtió en un grito de guerra para el CNI.  En diciembre de 2019, Uc Be y su familia recibieron amenazas de muerte. “Nos habían dado 48 horas para salir del país”, dice Uc Be.  Añadió que “a pesar de esta amenaza, continuamos aquí”.

Además de despojar a las comunidades mayas de sus hogares, ellos también han sufrido la pérdida de su identidad y su nombre.

“El nombre del tren marca precisamente el sello del desposeimiento. No solamente nos han privado de nuestra tierra, sino que además nos han privado de nuestro nombre”, dice Uc Be.

Algunas personas han aprovechado esta oportunidad pues los valores de las propiedades han aumentado cerca de las áreas de construcción, como Tixkokob, un pequeño pueblo ubicado en la parte norte de Yucatán.

“Estas personas compran la tierra, para entonces poder revenderla a un mayor valor”, afirma Gricelda Uitz Ek, cuyo hogar se ubica a unas pocas cuadras de la estación Tixkokob.

Uitz Ek explicó además que ahora es más costoso obtener las escrituras de sus tierras.

“Las escrituras costaron alrededor de 60.000 pesos [$3.500 dólares] cuando hace algunos año nos dijeron que costarían alrededor de 15.000 pesos”. 

Uc Be además cuestionó a Rogelio Jiménez Pons, el director general de FONATUR, una entidad gubernamental dedicada a fomentar proyectos de turismo que deberían priorizar la preservación de los patrimonios naturales y culturales de México, por haber sugerido que el proyecto ferroviario beneficiaría a las comunidades indígenas Maya al permitirles vender alimentos en las estaciones de tren. Uc Be cree que esta retórica por parte del gobierno minimiza a las poblaciones indígenas, al sugerir que sus aspiraciones y contribuciones se limitan a vender pan.

Las comunidades indígenas Maya de la región han enfrentado varias formas de colonialismo, remontándose a los 1500, cuando los conquistadores españoles invadieron Yucatán.

“Estalucha, no solo tiene que ver con nuestra capacidad de existir, sino de existir como pueblo Maya, como cultura. El tren, lo que ha hecho es volverse un proyectil dirigido hacia el corazón de la cultura Maya”, asegura Uc Be.

Un agradecimiento especial a Paulina Bautista Cupu por su ayuda en la traducción de las entrevistas. 



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Sobre la persona autora:

Jesse Foley-Tapia obtuvo su licenciatura en Inglés en 2020 y su Maestría en Periodismo en 2023, ambas de la Universidad de California, Berkeley. Jesse es un firme defensor de la abolición y el cuidado comunitario. También cree que los alimentos orgánicos, el agua potable, el refugio, la atención médica y alguna forma de educación superior deberían ser accesibles para todos, de forma gratuita. Su afán es ayudar a las comunidades históricamente marginadas a superar obstáculos y barreras establecida impuestas sobre ellas. Puedes ver más de su trabajo en jessefoleytapia.com.