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La Revista

Entrevista con Yaffa

Autora y artista palestina trans

Crédito de la foto: Michael Colgan

Yaffa (pronombres: ella/elles) es palestina Indígena musulmana, autista, gay y trans, quien ha experimentado el desplazamiento en diversas ocasiones. Es, entre otras cosas, oradora, autora publicada, poeta, comediante, activista y organizadora. Actualmente, Yaffa es la Directora Ejecutiva de la Alianza Musulmana por la Diversidad Sexual y de Género (MASGD, por sus siglas en inglés) y fundadora de varias organizaciones sin fines de lucro.

Yaffa conversó con La Revista sobre el tema central del desplazamiento en sus obras escritas, la manera poderosa en que la comedia y las representaciones teatrales pueden ser terapéuticas tanto para los artistas como para la audiencia, y su participación en el DBIWP.

P. Me encantaría saber más sobre tu trabajo como poeta, autora y artista. ¿Qué temas abordas en tus obras? ¿Qué aspectos de tu arte consideras más importantes para ti?

Para mí, mi arte siempre ha estado profundamente conectado con la realidad que vivo y que vive mi pueblo. Recuerdo que cuando era adolescente, comencé a escribir novelas a los 13 años, y muchos de los temas que abordaba reflejaban los eventos cotidianos de mi vida, especialmente las diversas formas de marginación y opresión que presenciaba. Incluso antes de conocer los términos asociados con los movimientos de liberación y la construcción de la utopía, mi arte ya reflejaba esos sentimientos. Así que, históricamente, siempre ha sido mi manera de procesar lo que me sucede. Con el tiempo, aprendí a utilizar mi arte no solo como una forma de sanación personal, sino también como una herramienta para movilizar a las personas, alentándonos a organizarnos y a construir colectivamente un mundo más libre.

P. ¿Cuándo comenzaste a hacer comedia? ¿Cómo te iniciaste en ese campo?

Comencé a hacer comedia hace solo unos años. Finalmente llegué a un punto en el que estaba lista para explorar otras formas artísticas, y la comedia me encantó. Fue una experiencia increíble, porque sentí que podía fusionar muchos de mis mundos. Luego, llegó el 7 de octubre [inicio de la guerra y la crisis humanitaria en Gaza].

Decidí incluir la comedia en mi biografía porque a menudo nos enfocamos en los eventos más grandes, pero pasamos por alto las pequeñas cosas que también importan. Especialmente en situaciones como el 7 de octubre, o cuando pensamos en el genocidio, los actos de guerra o las crisis a gran escala, tendemos a centrarnos en el número de personas que han muerto, lo cual es, sin duda, crucial. Pero para mí, también es vital reconocer y nombrar las experiencias cotidianas que perdemos de vista en el proceso. Si no hubiera sido por el 7 de octubre, probablemente seguiría haciendo más comedia. Pero a partir de esa fecha, decidí que no retomaría la comedia hasta que viva en un mundo con un Palestina libre.

P. Tu enfoque de la comedia es diferente al de tus otras formas de expresión creativa. ¿Te ayuda la comedia a lidiar o procesar las experiencias de la misma manera que lo hacen tus otras expresiones artísticas?

Escribo una gran variedad de obras, desde no ficción hasta cuentos de fantasía para adultos jóvenes. Sin embargo, con la poesía en particular, no se necesita seguir una trama ni una estructura fija; simplemente se puede existir en el momento. En muchos aspectos, siento que la comedia se asemeja a esto. La principal diferencia es que, en la comedia, puedo permitir que estas experiencias atraviesen mi cuerpo mientras estoy en escena.

Desde el 7 de octubre, no he hecho comedia, pero el año pasado realicé una obra unipersonal. La obra tiene una duración de una hora, y la manera más sencilla de describirla es como una representación de mí misma en mi sala de estar/cocina, aislada, como una palestina gay y trans en medio del genocidio. Es un espectáculo que explora los extremos emocionales que todos vivimos diariamente. Va desde una inmensa felicidad hasta un dolor profundo en un solo instante… Puedes sentirte emocionado por algo y luego desolado por lo mismo, o por otra cosa. Es como una montaña rusa emocional. Mientras que la comedia se centra en la risa y el humor, mi espectáculo me permite experimentar una gama mucho más amplia de emociones. Sin embargo, creo que la comedia fue una hermosa escalera que me llevó a ese espacio más complejo.

P. El tema del desplazamiento ha sido una constante en tu trabajo. ¿Podrías compartir lo que significa para ti personalmente ser desplazada?

El desplazamiento ha representado una grandísima parte de mi vida. Fui desplazada a una edad muy temprana, y luego continuamente desplazada.

Usualmente, cuando empiezo a contar mi historia, siempre empiezo con la generación de mis abueles, con su desplazamiento versus mí primer desplazamiento. Porque yo nací quizás unos seis meses después de que mis padres fueron desplazados de Kuwait, tras la Guerra del Golfo. Y me gusta empezarla antes de que naciera, pues el desplazamiento es una de esas cosas – y muchas formas distintas de trauma y muchas formas de injusticias son semejantes – no realmente empiezan cuando nosotres aparecemos, ¿sabes? Están aquí. Nos están impactando.

El mundo en el que nací es completamente diferente al mundo en el que nació mi hermana mayor, ya que ella vino al mundo dos años antes de la Guerra del Golfo. En términos de estabilidad y acceso a recursos, casi todo era distinto entre ella y yo, a pesar de que solo hay 3,5 años de diferencia entre nosotras. En esos pocos años, el mundo de mis padres cambió drásticamente. Yo nací en un contexto muy diferente al de ella, y lo mismo ocurrió con mis hermanas que nacieron después de mí. Aunque todas fuimos desplazadas, nuestra experiencia de ese desplazamiento fue, al final, muy diferente. A pesar de que dejé la casa familiar a los 16 o 17 años y desde entonces he vivido en seis países distintos, mi experiencia con el desplazamiento ha sido muy distinta a la de mis hermanas, porque esa no es la realidad que ellas vivieron. Para mí, el desplazamiento ha sido siempre una parte central de mi vida.

Me siento muy agradecida por los últimos 10 años de mi vida, pues en cada uno de mis desplazamientos o mudanzas, he podido reivindicar muchas cosas alrededor de mi patrimonio y de quién soy como persona, quién es mi comunidad y verdaderamente permitirme a mí misma equilibrar todo eso. Antes hubo casi una sensación de desesperación por tener un lugar. Yo iba de lugar en lugar, casi rogando que me aceptaran, por cualquier tipo de validación como, “puedo estar aquí, puedo permanecer aquí”.

En los últimos 10 años, he aprendido a avanzar hacia un sentimiento donde mi hogar ya no es un lugar físico en alguna parte del mundo, sino que se encuentra donde sea que yo esté. Y eso me ha ayudado mucho, especialmente porque viajo tanto.

P. ¿Podrías compartir con nosotros qué significa para ti tener una “sensación de pertenencia” o de “conexión con un lugar”?

La idea de que “estoy en algún lugar y eso es donde pertenezco” no me ocurrió realmente hasta el año pasado. En agosto, viajé a Palestina por primera vez. Nunca había estado allí; no nací allí. Han pasado alrededor de 60 años desde que algún miembro directo de mi familia pudo regresar. Mis abuelos no han vuelto, y mis padres tampoco. De hecho, mis padres no tienen recuerdos del lugar, porque eran niños cuando tuvieron que irse.
Creo que en mi mente imaginaba que, al cruzar la frontera, sentiría de inmediato que estaba en casa y que todo cambiaría. Pero no fue exactamente así. Lo que sí ocurrió fue que, cuando viajé al lugar de donde proviene mi papá, sentí algo completamente distinto a cualquier otro lugar en el que haya vivido. Caminando por las calles, reconocí que soy Indígena de esa tierra. Y por primera vez en mi vida, no me sentí como una colonizadora. De hecho, esa es una experiencia que nunca había tenido, ni podría tener en la mayoría del mundo. Porque en cualquier otro lugar, siempre estoy muy consciente de mi rol al estar en esa tierra. Siempre me siento alerta respecto a cómo interactuar con las personas Indígenas de ese lugar, sobre mi rol en la administración de la tierra. Hay mucho de eso en el rol de la colonizadora en una tierra robada, y siempre estoy pensando en ello. Pero estar en Palestina fue el primer lugar donde no pensé en eso. No estaba ocupando el 100% de mi capacidad mental. En Palestina, fue la primera vez que pensé: “Uy, puedo simplemente ser una persona por ahora. Puedo existir aquí”.

P. ¿Qué significa para ti participar en un evento comunitario como el DBIWP? ¿Qué consideras importante acerca de eventos como este?

Cuando me enteré de este evento, supe de inmediato que quería participar, pero de una manera más personal. Algo que no suelo hacer con frecuencia… Normalmente, estoy pensando en cómo se relaciona esto con el trabajo que realizo, con la liberación colectiva, o con mis esfuerzos organizativos.

Cuando me di cuenta por primera vez del DBIWP, supe que quería participar simplemente como un ser humano. Como una persona Indígena, gay y trans, solo quería estar en ese espacio. No necesitaba decir nada, ni hacer algo en particular; solo quería estar rodeada por esa energía. Hay muy pocos espacios para las personas indígenas donde realmente se puede explorar la identidad gay, trans o de dos espíritus. No conozco ningún otro lugar que haga esto con un alcance tan amplio hacia las comunidades indígenas.

Como una persona trans, sé que cada vez que voy a algún lugar, ese espacio nunca será el mismo. Simplemente, no puede serlo. Pero para mí, hay un elemento adicional: esa presencia puede quedarse ahí o puede abrir el camino para usar ese espacio de manera estratégica, movilizando recursos, organizando a la gente, construyendo un camino organizador, o incluso desarrollando infraestructura. Hay muchas direcciones en las que esto puede llevarme, y para mí, eso es lo que nos impulsará hacia la liberación colectiva. Siento que muchos de los otros eventos que conozco se enfocan solo en esa primera parte, en nuestra mera existencia, pero lo que me encanta de este evento es que da un paso más allá. Sí, nuestra existencia es resistencia, pero ¿y ahora qué? ¿Hacia dónde vamos con esto? ¿Qué estamos intentando construir?

Cuando pienso en las personas indígenas, gay, trans y de dos espíritus, veo a las personas más poderosas del mundo. Desde mi perspectiva, somos nosotres quienes deberíamos definir lo que significa la liberación y lo que nuestras sociedades pueden llegar a ser en el futuro. Quiero que las personas que están en la vanguardia de esas experiencias y realidades sean quienes diseñen esa visión. Al final, quienes son más impactades por las circunstancias suelen ser quienes saben cómo guiarnos en esas direcciones, más que cualquier otras. Sería una oportunidad perdida si no damos el siguiente paso, porque sé que hay mucha gente ansiosa por darlo. Están buscando ese siguiente paso. ¿Qué haremos realmente ahora?

Siento que este evento equilibra muy bien todo eso. Debemos compartir el espacio y verdaderamente celebrar entre nosotres. Celebremos nuestras realidades y nuestra existencia. Y, más allá de eso, ¿hacia dónde vamos?

P. ¿Qué esperas que las personas que asistan a tu lectura de poesía en el DBIWP experimenten?

Estando en ese espacio, me gustaría que mi poesía y todo lo que diga permita que la gente sea reconocida. Hay tanto poder en la poesía y en otras formas de arte, que nos permite convertir experiencias muy específicas en algo casi universal. Aunque muches de nosotres experimentamos la misma cosa, hay un supuesto que cada persona está sola. Siento que el arte nos permite derrotar algunos de esos elementos binarios, y algunas de aquellas barreras que nos dicen que cada persona está sola. Me gustaría que la gente verdaderamente reconociera que no está sola.

Me encanta transmitir un mensaje a la gente porque la veo, la escucho, soy testigo de todo lo que son. Pero además, te presencio. ¿Y ahora qué? ¿Qué puedes hacer en beneficio de la liberación colectiva, cuando eres presenciade, versus cuando no eres presenciade? Siempre hay una ‘y’ dentro. La conversación no se acaba. Siento que yo tengo la oportunidad de hacer eso con mi poesía y con mi arte.

Me gusta incorporar el caos en el espacio. La gente tiene ciertas expectativas de que lo que algo parece, cómo suena y cómo siente. Cuando se incorpora el caos, es como zambullirse en el agua fría. Reinicia tu sistema nervioso. Ya no estás aferrándote a todas las creencias y cosas que te estorban, posiblemente porque ya no estás pensando en la imposibilidad de las cosas, debido a ese reinicio de tu sistema nervioso. De repente, las posibilidades de nuevo son reales. Algo en lo que creíste toda tu vida, de repente quizás ya no tiene ningún sentido. Deja espacio para eso. Creo que el caos es una herramienta verdaderamente poderosa, en cuanto a la movilización y organización, pues mucho del trabajo realizado por dichos sistemas nos han condicionado para pensar de maneras muy específicas. Siempre y cuando conservamos esas maneras específicas de pensar, significa que efectivamente no podremos avanzar con la liberación colectiva.

Me siento honrada de ser parte de este evento y del camino de todes, donde simplemente puedo estar. Soy esa persona que impulsa a les demás a zambullirse en el agua fría. Lo que cada quien haga después de zambullirse, es algo que le pertenece a cada uno.

P. Mencionaste anteriormente tu deseo de formar parte de este evento simplemente como un ser humano: estar presente en el espacio, conectando con la energía que se genera. ¿Qué esperas experimentar a través de tu participación en el evento?

Realmente aprecio estas preguntas, ya que creo que me motivarán a reflexionar aún más sobre el tema y a ser más intencional al respecto. Para mí, el descanso ocurre en comunidad, no fuera de ella. La visión capitalista del descanso nos dice que debemos trabajar 50 semanas al año, odiar a todo el mundo, sentir que nos destruye, y luego, irnos de vacaciones por dos semanas, esperando regresar y hacerlo todo de nuevo. Yo creo que, dentro de los espacios de organización, aún mantenemos la idea de que el descanso implica alejarnos de todo. Esto puede funcionar para el descanso físico, pero cuando hablamos de descanso emocional, mental y espiritual, para mí, eso ocurre dentro de la comunidad. Es parte de la razón por la que me dedico a lo que hago, por la que visito tantas comunidades y entablo estas conversaciones: esos espacios se convierten en un tipo de descanso para mí. Me movilizan de muchas maneras, me responsabilizan y, sobre todo, revitalizan mi alma.

Por lo general, cuando descanso en comunidad, es un evento personal para mí. Sin embargo, en este caso, estoy compartiendo mi poesía y, al mismo tiempo, soy una participante dentro del espacio. Espero poder descansar sin tener que preocuparme por organizar todo el evento. También espero ser testigo de algunas de las increíbles cosas que otras personas están haciendo en su camino hacia la liberación colectiva.

Me encantaría ver a otras personas llevando a cabo el trabajo que hacen, ya que eso me ofrecería nuevas ideas y formas de apoyar las iniciativas en marcha. Cuando conozco a alguien que está realizando un trabajo impresionante, mi primer pensamiento es: “¿Cómo puedo apoyarte? ¿Cómo podemos asegurarnos de que puedas seguir haciendo esto?” Y cuando digo ‘yo’, no me refiero solo a este cuerpo físico, sino a mi comunidad: el ecosistema más amplio, y cómo debemos fusionar nuestros ecosistemas para fortalecernos mutuamente. Realísticamente, ninguno de nosotres llegará sin los demás. Será necesario que muchos movimientos se unan, muchas personas con diferentes antecedentes colaborando para construir una revolución. No puede ser solo una causa, ni siquiera un par de causas, sino todas estas causas juntas. Así que espero con anticipación presenciar eso con otras personas, y ojalá poder apoyarles en el camino.

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